Según un nuevo estudio encargado por RICOH, más de la mitad de los empleados (52%) declara que las empresas no consiguen cubrir las necesidades de las distintas generaciones que coexisten en un mismo lugar de trabajo. La conclusión más evidente señala una trayectoria de choque en el entorno empresarial, ya que, por primera vez en la historia, se incorpora a la población activa una cuarta generación, la generación Z: los jóvenes que ahora tienen diecinueve años o menos.
¿Pero qué espera y desea exactamente la generación Z? ¿Merecen la dura etiqueta de personas excesivamente exigentes, devoradoras de contenidos, que solo buscan la satisfacción inmediata? Una encuesta realizada a más de 3.300 personas de las cuatro generaciones en 22 países, responde a esta pregunta con un rotundo "no".
Los miembros de la generación Z son únicos. Han tenido una fuerte influencia de sus individualistas padres de la generación X, han oído las historias de sus abuelos, quienes fueron a su vez hijos del baby boom, y han sido testigos de los éxitos y fracasos de los hijos del milenio. La combinación de todo esto con su apetito por lo digital, significa que cuentan con una sólida base para desarrollarse y educar a los demás en un mundo empresarial en constante evolución y cada vez más exigente.
La mayoría de los trabajadores de todas las generaciones (88%) considera que contar con una plantilla de diferentes edades supone un activo para las empresas. Sin embargo, la encuesta desveló un importante reto que los directivos deberán superar. Más de un tercio (35%) de los empleados de más edad anticipa que las tensiones en el lugar de trabajo aumentarán con la llegada de la generación Z a sus empresas. Con la siguiente ola de cambios provocados por la tecnología, que sin duda va a irrumpir y alterar más aún el entorno de trabajo, es fundamental establecer entornos que realmente faciliten y motiven el trabajo armonioso y productivo de todas las generaciones.
65% de los encuestados reconoce que hay diferencias fundamentales en la forma de trabajar de los empleados de cada generación. El contraste más evidente surgió en sus respectivas actitudes, expectativas y estilos de trabajo. La comunicación cara a cara, aun siendo el método preferido de todos los grupos de edad, sufre un descenso generacional. La preferencia por ella cae desde el 77% entre los hijos del baby boom al 58% en la generación Z. Por otro lado, 73% de los miembros de la generación Z cree que su futuro empleador responderá a sus necesidades, en oposición al 48% de las otras tres generaciones.

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