Antes de los 43, ¿31?
Cuando aún no sabemos quién le dijo a lo 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa que se fueran a Iguala el 26 de septiembre pasado, cuando todavía no hay quien nos diga para qué fueron a esa ciudad a sabiendas de que no serían bienvenidos, cuando parte del país está agitado por quienes buscan aprovecharse políticamente de la desaparición y seguro asesinato de esos jóvenes, no enteramos ayer, gracias a un reportaje realizado por la cadena de televisión francesa France 24, que el pasado 17 de julio fueron secuestrados 31 adolescentes que salían de la escuela secundaria Justo Sierra de Cocula, Guerrero, el mismo municipio cuyos policías auxiliaron a los policías municipales de Iguala a secuestrar a los normalistas.
En el breve reportaje, de solo 1:47 minutos de duración, se asegura que nadie en Cocula se ha atrevido a denunciar el secuestro de los 31 estudiantes porque los delincuentes, que iban vestidos con uniformes azul marino, amenazaron de muerte a quienes se atrevieran a hacerlo. Sin embargo, me cuesta trabajo aceptar que cada uno de los aproximadamente 4,500 habitantes del municipio, incluidos los padres de los desaparecidos, decidieran quedarse callados, a menos de que en ese lugar impere un reino de terror absoluto.
De acuerdo a France 24, "el silencio colectivo de los coculenses se debe en parte a los que parece ser otro caso de complicidad criminal entre las fueras policíacas locales y los cárteles de la droga que operan con impunidad en la región. A pesar de que los secuestradores estaban usando máscaras, se llevaron a los estudiantes de secundaria en vehículos de la policía que ni se molestaron en camuflar".
¿Puede una organización criminal callarle la boca a los miles de habitantes de una población durante poco más de cuatro años? Tal vez, aunque me cueste trabajo creerlo.
El caso denunciado por France 24, en el supuesto de que sea cierto, corrobora que la delincuencia está apoderada de Guerrero y que ésta comete sus delitos con absoluta impunidad, coludida con funcionarios municipales, estatales y tal vez federales.
También nos permite suponer dos cosas más: 1) que el gobierno federal o el de Guerrero o ambos no estaban enterados del caso, lo que indicaría que los tan cacareados servicios de inteligencia del Ejército, de la Marina, de la Policía Federal y otras dependencias encargadas de la seguridad pública no sirven para mucho, o 2) que tanto las autoridades federales como las guerrerenses si estaban enteradas del caso y optaron por ocultarnos lo sucedido.
Hasta anoche ningún funcionario federal o de Guerrero había informado o comentado algo sobre los 31 adolescentes presuntamente secuestrados hace exactamente 134 días. Considerando la gravedad de asunto, es imperdonable tal silencio. Peor aún, no había quien contestara el teléfono de la dirección de Comunicación Social de la Procuraduría General de la República, lo que demuestra la gran ineptitud d el responsable de esa oficina.
¿Fueron 31 antes de los 43? Si sí, qué tragedia.
El reportaje de France 24 puede verse en
Mail: eduardoruizhealy@gmail.com
Twitter: @ruizhealy
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