Los retos (y riesgos) del Consejo Consultivo del IFT, por Claudia Villegas

Será el próximo 23 de abril cuando los integrantes del Consejo Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL) se reúnan por tercera ocasión para comenzar, ahora sí, a analizar temas relevantes para el sector de las telecomunicaciones en el marco de las modificaciones constitucionales que salvaguardan los intereses de los consumidores en esta industria clave para el crecimiento de la economía. 

Las dos primeras reuniones han servido para elegir a su presidente, a Ernesto M. Flores Roux, así como para establecer la gobernanza de ese órgano consultivo. Veremos de ahora en adelante el temple de estos especialistas en el sector para romper con una tradición de órganos consultivos en la industria que, hasta ahora, no han logrado escribir historias de éxito. 

En el sector de las telecomunicaciones, los Consejos Consultivos han registrado resultados mixtos. En la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), el primer intento de operación de un órgano con representación ciudadana para opinar y coadyuvar a una política más efectiva de telecomunicaciones tuvo pocos resultados. 

Sin embargo, se consideró una innovación institucional que buscó ampliar las voces respecto a los grandes temas y retos de la industria en el ámbito de la decisión de autoridades y políticas públicas. 
En 1996 el Decreto de creación de la COFETEL estableció la obligación de constituir un consejo consultivo integrado por representantes de instituciones académicas así como de las cámaras de la industria y expertos de reconocido prestigio en el ramo de las telecomunicaciones. Entre 1996 y 2010, según la investigadora de la UNAM, Laura Beatriz Monte de Oca, se registraron al menos cuatro intentos por establecer ese Consejo. De ellos, ninguno sesionó más de dos ocasiones e incumplió el objetivo de “coadyuvar” en el desempeño de la comisión. 

Pero llegó Mony de Swaan y asegurando que haría suyo el proyecto de un Consejo Consultivo para la Cofetel integró a 28 miembros del sector privado, académicos y funcionarios de otras dependencias así como organizaciones de consumidores. La clave para que se tomara en serio la operación del Consejo Consultivo de la Cofetel fue que De Swaan firmó contratos anuales de prestación de servicios profesionales mediante los cuales cada consejero recibía 15,000 pesos por sesión ordinaria. En aquella época, al menos se realizaron seis sesiones anuales. 

Algunos consejeros le dijeron a Mony De Swaan que no podían recibir el pago por cuestiones éticas o por no tener necesidad económico. Los funcionarios públicos de otras dependencias que llegaron a participar en este Consejo tampoco lo recibieron. Dos años después (en marzo de 2013) dejó de sesionar ese Consejo Consultivo y el balance de resultados, según la investigadora Montes de Oca, no resulta positivo ni para la industria ni para los consumidores. 

Como en el caso del nuevo Consejo Consultivo del IFETEl, aquel grupo de asesores de la Cofetel tenía como función “brindar opinión, asesoría y ayuda en la promoción de políticas públicas en materia de telecomunicaciones”. 

Su participación deliberativa tenía como propósito a mejor la toma de decisiones de políticas públicas en el sector. En temas “fáciles” – según el análisis de Montes de Oca –, el Consejo Consultivo logró acuerdos pero se alejó temas polémicos en los que entraban en juego intereses particulares, en donde los consultores podían tener algún conflicto y alguna agenda pre establecida. 

Los temas polémicos, en cambio, quedaron congelados, por ejemplo la política de renovación de concesiones en telecomunicaciones y radiodifusión. Fue entonces, cuando la “inercia de la exclusión” orilló al Consejo Consultivo a la simulación que no pugnó por el interés común y la toma de decisión para acelerar las inversiones y la competencia.

Telecomunicaciones: Los otros operadores 

Fue el cinco de noviembre cuando el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) autorizó el 5 de noviembre de 2014 la entrada de los Operadores Virtuales de Telefonía Móvil (MVNO) podrán hacer uso de la capacidad no utilizada y la infraestructura de otros concesionarios, lo que permitirá que los servicios de telecomunicaciones se presten en condiciones equitativas de competencia. La noticia es que entre los llamados MVNO competirán Elektra, Axtel, Maxcom y hasta Coppel. Lo importante para estas compañías que incursionan en el sector del retail es que tendrán múltiples puntos de contacto con los potenciales clientes. América Móvil podría rentarles infraestructura y con ello presentar ante el IFT que encabeza Gabriel Contreras evidencias claras y contundentes de que trabaja en reducir su participación como jugador preponderante porque, como usted recuerda, el IFT le impuso una regulación asimétrica.

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