De acuerdo al Real Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, la palabra diálogo significa “plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos” o “discusión o trato en busca de avenencia”, y avenencia su vez significa “convenio, transacción”, y convenio significa “acuerdo o pacto”.
El mismo diccionario define negociar como “tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro” y negociación como “acción y efecto de negociar” o “tratos dirigidos a la conclusión de un convenio o pacto”.

Y deben ser tomadas en cuenta para entender por qué las mesas no servirán de gran cosa para resolver las diferencias entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y los líderes de un grupo de maestros que en los antes mencionados estados se niegan a aceptar lo más importante de la Reforma Educativa que hasta ahora ha entrado en vigor: la evaluación de los docentes, la obligación de que estos satisfagan un mínimo de puntos en dichas evaluaciones y se sometan a cursos de mejoramiento y actualización, y que ese presenten a trabajar si es que desean cobrar sus sueldos y mantener su empleo. En resumen: lo mismo que se le exige a la mayoría de los trabajadores que prestan sus servicios a un tercero, aquí en México y en China.
Al sentarse frente a la mesas de diálogo y negociación, los líderes de la CNTE han dejado muy claro que su intención no es la de dialogar con el propósito de llegar a algún acuerdo que sea aceptable para las dos partes, sino lograr que sea derogada la que indudablemente es la más importante de todas las reformas que se lograron realizar gracias al Pacto por México que suscribieron el PRI, PAN y PRD el 2 de diciembre de 2012.
No solo eso, mientras se reúnen con los representantes del gobierno peñista, los dirigentes de los maestros que no son realmente maestros siguen ordenando los cierres y bloqueos de carreteras, la toma de casetas de cobro de carreteras de cuota, plantones en la Ciudad de México y otras ciudades del país; actos que le siguen causando grandes pérdidas a la economía, el aumento en el número de desempleados y hasta la muerte de quién sabe cuántas personas.
Las tres mesas instaladas en la Secretaría de Gobernación no son de diálogo ni de negociación, son, como también lo define el arriba mencionado diccionario, un diálogo de sordos, “una conversación en la que los interlocutores no se prestan atención” o, peor aún, un diálogo de besugos, “una conversación sin coherencia lógica”, porque, ¿hay algo más incoherente e ilógico que escuchar a un funcionario del gobierno federal afirmar que no dará un paso atrás en la Reforma Educativa al tiempo que se sienta frente a la misma mesa con la CNTE, cuyos dirigentes aseguran que no aceptarán otra cosa que la derogación de dicha reforma?
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