“Primero hay que entender a los padres, a los familiares y a la sociedad de un enojo que es perfectamente justificado. De que existen organizaciones, intereses que tienen propósitos desestabilizadores, también lo hay (…) Estos momentos son los que aprovechan grupos con propósitos específicos, y no sólo me refiero a los anarquistas, me refiero a otros que no aparecen visiblemente en la escena pero que creo que existe esta condición muy riesgosa, en este momento, de provocar una desestabilización mayor.
“Detrás de esas expresiones de dolor, de rabia, de rechazo de incredulidad a todo lo que se hace por la autoridad hay otros intereses que son más allá de la solidaridad con ellos, que es más allá de poder exigir la verdad, tiene que ver con planes de desestabilización general”.
Esto lo dijo ayer el presidente del Senado y líder de los senadores perredistas, Miguel Ángel Barbosa, durante una entrevista que le concedió a Adela Micha.
Sus palabras me recordaron a las que pronunció el presidente Enrique Peña Nieto el 18 de noviembre, al presidir un evento en Cuautitlán, Estado de México. Al referirse a los sucesos ocurridos el 26 de septiembre en Iguala, dijo lo siguiente:
“Hemos sido los más sensibles al tema, los más solidarios. Hemos atendido puntualmente desde lo personal y a través de los funcionarios responsables de la investigación, a los padres de familia a quienes embarga esta pena y este dolor.
“Pero, también, hemos advertido que al amparo de este dolor, que al amparo del sufrimiento de los padres de familia, que al amparo de esta consternación social que hay por los hechos de dolor y de horror, que de acuerdo a la investigación se tuvieron en Iguala, hemos advertido los movimientos de violencia que, al amparo y al escudo de esta pena, pretenden hacer valer protestas.
“Protestas que a veces no está claro su objetivo. Pareciera que respondieran a un interés de generar desestabilización, de generar desorden social y, sobre todo, de atentar contra el proyecto de Nación que hemos venido impulsando”.
De alguna manera u otra, además de Barbosa y Peña Nieto, diversos líderes políticos, empresariales y sociales han advertido que muchas de las manifestaciones, marchas y bloqueos que cotidianamente vemos en diversos lugares del país, así como los actos vandálicos perpetrados por anarquistas, maestros que no dan clases y otros grupos inconformes con algo, buscan desestabilizar al país y derrocar al gobierno federal que, no guste o no, fue elegido por una mayoría de los votantes el 1 de julio de 2012.
Ayer comenté aquí mismo lo dicho hace dos días por el Secretario de la Marina, Vidal Francisco Soberón, quien aseguró que le llama mucho la atención “ver a actores o agrupaciones que se dediquen a tratar de desacreditar lo hecho por el gobierno federal” y “manipulen a los padres de familia” de Ayotzinapa.
Hay desestabilizadores y manipuladores que buscan arruinar al país nos han dicho el titular del Poder Ejecutivo, el presidente de una de las dos cámaras que integran el Poder Legislativo y uno de los dos más altos jefes de nuestras fuerzas armadas. Algo han de saber del asunto.
La pregunta obligada es: ¿por qué no identifican a esos que buscan derrocar al gobierno legítimamente establecido de México? ¿Miedo? ¿Precaución? No entiendo…
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