Un mal jefe puede conducir a un mal clima, al aumento de incapacidades médicas por estrés y hasta la fuga de talentos. Tener un buen líder no es un tema menor, ya que expertos aseguran que renunciar debido a un mal jefe es más habitual de lo que se cree. Más de un 50% de los profesionales ha confesado que éste ha sido el motivo principal de su renuncia.
Más de alguna vez hemos tenido un jefe irritable, dominante, explotador, indigno de confianza, con pocas habilidades de toma de decisiones o que se niega a delegar su autoridad. Todas estas conductas nos ponen de mal humor, nos deprimen hasta el punto de optar por cambiar de trabajo.
En una encuesta realizada por Trabajando.com México , un 10% dijo que el jefe era uno de los aspectos más importantes a la hora de buscar un nuevo empleo. Llama la atención que al momento de cambiar de trabajo, este aspecto no sea tan relevante, sin embargo es uno de los principales motivos a la hora de decidir emigrar.
Para que las personas den su máximo rendimiento y se comprometan con los objetivos de la empresa, los líderes deben trabajar para que su equipo se sienta satisfecho y valorado. El reconocer la labor de las personas es uno de los aspectos más importantes para que se sientan felices y motivados.
Un buen líder aporta un modelo a seguir con su ejemplo y logra potenciar aquellas habilidades de cada persona. Además, es capaz de tomar una decisión acertada e inspira a los demás para alcanzar una meta común.
Ser un buen jefe no es fácil, por eso muchos optan por realizar un curso de liderazgo que permita aprender aquellas habilidades necesarias. Los especialistas en psicología laboral señalan que para dirigir a un equipo de trabajo, el líder debe tener muy desarrollada su inteligencia emocional.
Expertos señalan que los posgrados han aumentado en más de un 100% en los últimos 10 años. No todos saben ser buenos jefes, por eso se entiende que aquellos orientados a la innovación, coaching o liderazgo están entre los más solicitados, porque se enfocan en la formación de profesionales integrales que sean capaces de aumentar la productividad de las organizaciones, a través de una gestión alineada con las personas y el medio ambiente.
Las personas satisfechas y motivadas trabajan más y mejor, por eso a la hora del fracaso o éxito, muchos coinciden en señalar al jefe como el único responsable del cumplimiento de las metas laborales.
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