Entre los programas que escuché, estuvo un cuento infantil, en el que se le decía a los niños, de una forma muy amena, la importancia de no tirar basura y cuidar el medio ambiente, hubo un programa de información sobre sexualidad para adolecentes, otro de política donde el alcalde informó sobre las obras que estaba realizando en la ciudad a su cargo y las que aún quedaban pendientes por hacer; también escuché las propuestas de algunos candidatos a la alcaldía para mejorar su comunidad y la forma en la que lo harían, incluso su propuesta para obtener los recursos que les permitirían cumplir con dicha propuesta, todo lo anterior en pequeños segmentos de no más de 10 minutos que se intercalaban entre música de todo género y complacencias para los radioescuchas.
Les aseguro que no fue un sueño, ni producto de mi imaginación, fue totalmente real, por eso ahora me atrevo a preguntar, ¿Qué pasó con nuestra radio?, ¿En qué momento los locutores accedieron a estar frente al micrófono por interminables horas con programas que si bien en sus inicios fueron muy buenos, ahora son incluso aburridos? ¿En qué momento como radioescuchas permitimos que los locutores se burlaran de nosotros de forma tan grosera y vulgar que incluso ha llegado a consecuencias extremas? ¿Porqué los políticos de nuestro país no se atreven a dar a conocer, así, de manera pública lo que hacen por su comunidad? ¿Por qué permitimos que con palabras altisonantes (y no porque me espante) quieran ganarse nuestro voto, y no con propuestas reales?
No generalizo, también hay buenos locutores en nuestro país, pero la verdad es que desde hace mucho tiempo no escuchaba algo como las estaciones de Ecuador, la verdad me dio envidia el escuchar una radio tan buena, y me pregunté si algún día lograremos que la educación en nuestro país nos permita volver a tener calidad en todos los medios de comunicación, y hablo de la educación de casa; no de cultura o conocimiento, esa que nos enseña a no burlarlos de nadie, incluidos padre o madre, esa que nos dice que debemos dar el respeto que nosotros mismos merecemos, esa que nos da la pauta para tener el derecho a exigir lo que necesitamos y a pedir cuentas por lo que aportamos.
En fin, me tomé la libertad de aprovechar este espacio para comentar esta grata experiencia y compartirla con la finalidad de que se den la oportunidad de aprovechar algunos de los muchos beneficios que nos da la tecnología y escuchar algo diferente a lo que tenemos hoy en México, por cierto, las estaciones italianas también son una excelente opción.
@sumenmil
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