Leí ayer un artículo en el sitio web del diario londinense The Daily Telegraph que me puso los pelos de punta y conste que hay pocas cosas que a estas alturas de mi vida me asusten.
El artículo, cuyo autor es Ambrose Evans-Pritchard, el Editor de Negocios Internacionales del diario, se intitula World faces wave of epic debt defaults, fears central bank veteran (El mundo se enfrenta a a una ola de impagos de deuda épicas, teme veterano banquero central) y en él se describe un futuro económico mundial bastante desolador.
El banquero central que Evans-Pritchard cita es William White, el presidente del comité de revisión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y ex economista jefe del Banco de Pagos Internacionales (BIS o Bank for International Settlements), conocido como el “banco de los bancos centrales” y ex subgobernador del Banco de Canadá, el banco central canadiense.
Entrevistado por el periodista en Davos, Suiza, a donde asiste a la reunión anual del Foro Económico Mundial, White dijo muchas cosas, entre ellas las siguientes:
“El sistema financiero mundial se ha vuelto peligrosamente inestable y se enfrenta a una avalancha de quiebras que pondrán a prueba la estabilidad social y política.
“La situación es peor de lo que era en 2007. Nuestra municiones macroeconómicas para combatir las recesiones esencialmente se han agotado.
“Las deudas han ido aumentando a lo largo de los últimos ocho años y han alcanzado tales niveles en todas las partes del mundo que se han convertido en una potente generadora de problemas.
“En la próxima recesión será obvio que muchas de estas deudas entrarán en situación de morosidad o que no serán liquidadas, y esto va a ser incómodo para mucha gente que piensa que posee activos que valen algo”.
White advierte que “La siguiente tarea que deberán enfrentar las autoridades mundiales es la de cómo manejar la cancelación de deudas - y por lo tanto un reordenamiento masivo de ganadores y perdedores en la sociedad - sin que se desencadene una tormenta política”.
White señala que “los acreedores de Europa tendrán que enfrentar algunos de los mayores recortes. Los bancos europeos ya han admitido 1 billón de dólares en créditos incobrables: están muy expuestos a los mercados emergentes y es casi seguro que están muy preocupados sobre otros créditos incobrables que nunca han sido hechos públicos”.
Añade que “la deuda pública y privada combinada se ha disparado a máximos históricos del 185% del producto interno bruto (PIB) en los mercados emergentes y del 265% del PIB en el club de la OCDE, ambos 35 puntos porcentuales por encima del último ciclo crediticio en 2007”.
Para White, enfrentar la próxima crisis crediticia no será fácil. “No hay manera fácil de salir de esta maraña. Pero sería un buen comienzo que los gobiernos dejen de depender de los bancos centrales para hacer su trabajo sucio. Deben volver a la primacía fiscal - llámenlo keynesiano, si lo desean - y lanzar un bombardeo de inversión en infraestructura que se pagará por sí misma a través de un mayor crecimiento. Siempre fue peligroso confiar en los bancos centrales para resolver un problema de solvencia, cuando lo único que pueden hacer es hacer frente a problemas de liquidez. Es una receta para el desorden, y ahora estamos llegando el límite”.
William White sabe de lo que habla. Evans-Pritchard nos recuerda que “sus advertencias tienen especial resonancia ya que el Sr. White fue una de las pocas voces dentro de la fraternidad de la banca central que entre 2005 y 2008 declaró, en voz alta y claramente, que el sistema financiero occidental se dirigía hacia una caída y que la economía mundial era susceptible de sufrir una crisis violenta”.
El artículo que hoy he comentado puede leerse en www.telegraph.co.uk/finance/financetopics/davos/12108569/World-faces-wave-of-epic-debt-defaults-fears-central-bank-veteran.html
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