Casi todo mundo entiende lo que es un partido molero, si no; va la explicación. Viene del anglicismo mall que suena como “mol” y hace referencia a un centro comercial. Se dice que se acuño el concepto “partido molero” porque era oportunidad para que los futbolistas mexicanos pasaran al mall. Solo para eso servía, para hacer compras en los malls de Estados Unidos. Hoy en día, un partido molero puede ser conocido como una contienda tan inservible y artificial como rentable y espectacular.
Por eso me preocupa que la Comisión Federal de Competencia Económica, decida jugar partidos moleros. Suena muy rentable decir que se inician investigaciones sobre prácticas monopólicas en distintos mercados. Se oye espectacular que la autoridad multe a Alsea y Axo por su concentración no notificada. Está bien que exprese sus objeciones por la concentración entre Ienova y Pemex. Pero me preocupa cuando, basados casi en una ortodoxia legal; se lancen investigaciones antimonopólicas a diestra y siniestra.
Primero fue el traslado de valores, le siguió el transporte marítimo de pasajeros en Quintana Roo. Después la prestación de servicios de monitoreo de información y hasta se fue sobre los pobres compresores para aire acondicionado de autos. El anuncio más reciente fue la posible comisión de prácticas monopólicas absolutas en el mercado de las Afore. Claro que no soy experto en el tema pero me parece difícil encontrar manipulación de precios, restricción o limitación de la oferta. Tal vez se deba a la división o segmentación de mercados o la coordinación de posturas en licitaciones, pero eso no se ve claramente. Me preocupa porque hay otros mercados donde se ven mejor las prácticas monopólicas. Por ejemplo, Google tiene el 93 por ciento del mercado de búsquedas en internet, luego entonces ¿no sería monopolio este mercado? ¿No podría controlar la compra-venta de publicidad digital? Tal vez esto último le toca al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) pero el chiste es que este no es un partido molero.
No se claven
¿Quién podría enojarse tanto con mis preguntas y disparates publicadas en este espacio? ¿A quién podría disgustarle mis cuestionamientos al IFT como para soltar una mini jauría de trols? Si realmente estoy equivocado, lo más fácil es objetar mis dislates con argumentos y no patrocinando trols. Si ya sabes quién, entonces ya encontraste el origen del patrocinio. La diferencia es que yo si pongo mi horrible cara y doy mi nombre. No como otros, los verdaderos sacatones que sin querer aumentan mi rating. Gracias por su colaboración.
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