Desde hace unas semanas un desinteresado lector me advirtió de ciertas irregularidades que veía en la SEP. Se trata del proyecto de seguridad informática en la Secretaría de Educación Pública. Supuestamente este plan se enfrió con la llegada del nuevo Director General de Tecnologías de la Información y Comunicación, Pedro Gil Nieva. La queja es que este ingeniero había concentrado los proyectos para "atenderlos personalmente". Sin embargo, la versión afirma que en realidad quien lo está manejando es un supuesto “hermano incómodo”. Conociendo la grilla que se maneja en este tipo de contratos y en esta industria decidí preguntarle directamente al funcionario.
Pedro Gil me explica que su hermano Benjamín es director de Mexicana En Tecnología de Vanguardia, empresa creada hace 15 años. Vende computadoras, periféricos y software pero afirma que desde hace años no tiene relación con gobierno. Dice que desde su nombramiento en la SEP a su hermano le han salido amigos hasta por debajo de las piedras y no duda que lo busquen mucho. Nada de moches ni comisiones, dice.
Me explica que el contrato de seguridad informática en la SEP lo tenía Axtel pero venció por completo desde el año pasado. Apenas se encuentra en la fase de elaboración de un anexo técnico para luego comenzar el proceso licitatorio. Espera que a finales de este mes ya pueda lanzarse la licitación una vez terminados la re-arquitectura y los anexos técnicos del proyecto. Se trata de un contrato por equipos, licencias y servicios administrados que costaría alrededor de 160 millones de pesos a tres años. No hay dados cargados, afirma.
Además de este proyecto de seguridad, tienen planeado licitar “algo de servidores, una fábrica de software y un proyecto de firma electrónica”. Pero la madre de todas las licitaciones la veremos hacia finales de año cuando licite la red de comunicaciones de la @SEP_mx.
Hay otra queja es por el proyecto de actualización de la plataforma de equipos SUN y sus respectivas aplicaciones y sistema operativo. Sin embargo, este proyecto valuado por la industria en 150 millones de pesos se ve más complicado. Me dice Pedro Gil que es un proyecto que ya se ha tratado de echar andar varias veces y algunos están muy ansiosos. Me dice que ni siquiera están convencidos cómo y con qué se debe reemplazar esos equipos y servicios. No hay una decisión estratégica, mucho menos un anexo técnico ni un estudio de factibilidad. Comenta que el mercado está deprimido y entiende que a muchos les urge que salgan los proyectos, sin embargo, sugiere no precipitarse.
Es cuando recuerdo la frase popular y medio lépera que dice: En tiempos de guerra, cualquier hoyo es trinchera.
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