El Solar Impulse II alcanza una velocidad máxima de 55 kilómetros por hora, vuela a una altura no mayor a los 8500 metros, pesa casi 2.5 toneladas, además de que su acción de vuelo está directamente vinculada con las condiciones climáticas que permean. Dentro de casi año y medio el avión vivió varias aventuras, como cuando debido a las averías sufridas en el viaje de Japón a Hawaii, donde se toparon con daños severos en las baterías del avión, por lo que tuvieron que suspender momentáneamente su viaje hasta componer las fallas.
De nueva cuenta, los pilotos retomaron su travesía a finales del mes de abril de este año, abandonando Haiwaii para trasladarse a la Ciudad de San Francisco, en donde también se percataron de nuevas complicaciones en el buen desempeño del Solar Impulse II.
En la Ciudad de El Cairo, penúltima fase del itinerario del avión solar, se tuvo que hacer una pausa debida a dos problemas, el primero relacionado con la salud de uno de los pilotos, el segundo fue una ola de calor que azotó a Arabia Saudita, pues entre mayor es la temperatura, más potencia necesita la aeronave para poder emprender el vuelo.
La experiencia de vuelo de los pilotos del Solar Impulse II servirá para preparar el Cómite Internacional de Tecnologías Limpias, cuya misión será asesorar a los gobiernos en materia de energías verdes, pues ambos pilotos creen que no se está actuando correctamente en energías limpias.
Foto: Cortesía de Solar Impulse
GAEL
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