Tecnoempresa, Hugo González
En la más reciente edición del Auto Show de Detroit, pudimos ver las clásicas bellezas de industria (me refiero a los coches) y con gusto encontré que las grandes marcas como General Motors, con el próximo Bolt EV; Audi, con la nueva Q7, y BMW, con el i8, apuestan con claridad a la producción y venta de automóviles ecológicos y la generación de todo un ecosistema para estaciones de carga, lo que hace ruido a Tesla, la empresa cuyos modelos eléctricos en su totalidad fueron los más visitados en la expo. Pero, ¿por qué en Estados Unidos sí está creciendo el interés por estos autos?
Podrás criticar la falta de infraestructura eléctrica mexicana y la aún limitada autonomía de los autos, pero una diferencia fundamental entre México y EU para la adopción de los eléctricos está en los subsidios o estímulos fiscales.
Hace meses tuve la oportunidad de usar un Leaf de Nissan y su alto desempeño me hizo olvidar que es un eléctrico; sin embargo, el problema fue la batería, pues no tengo la instalación para realizar una carga doméstica adecuada y la autonomía nunca fue la idónea; no obstante, si el auto fuera más barato o hubiera estímulos fiscales para los usuarios, sí compraría un eléctrico.
En México el único estímulo formal que existe para los vehículos eléctricos es que no pagan tenencia; aunque también tienen otros beneficios, como la verificación automática doble cero y que pueden cargarse gratuitamente en las electrolineras de la CFE o de las propias marcas. Por eso la industria automotriz, mediante la AMIA, ha desarrollado varias propuestas de incentivos, que contemplan rubros como la exención del ISAN y el IVA para estos vehículos, o la creación de fondos específicos para subsidiar su compra: así es como funciona en EU.
La Semarnat es el organismo con el que más ha trabajado la AMIA sobre un posible esquema de incentivos para los autos eléctricos, pero hasta el momento no existe consenso. ¿No pueden echarle ganitas y, de paso, pensar en deducciones para la instalación de paneles solares? Digo.
Batalla… certificada
Buen tiro se está dando entre los pocos organismos certificadores que hay en México, pues el famoso Nyce acaba de formalizar una demanda ante el juzgado 61 de lo civil en el Distrito Federal contra su competidor Certynom, por el uso de información privilegiada para crear una supuesta competencia desleal. Resulta que el socio principal de Certynom, José Enrique Zavala, fue empleado de Nyce durante 19 años y por eso lo acusan de haberse llevado información sensible.
hugo.gonzalez@milenio.com
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