Como presidente nacional del PRD, Agustín Basave deberá platicar, dialogar, negociar y acordar con cientos, si es que no miles, de perredistas repartidos en todo el país. Estos militantes pertenecen a las diferentes tribus o corrientes que desde su fundación han impedido que este partido pueda funcionar como una organización mas o menos homogénea y cada uno de ellos estará defendiendo sus intereses propios, primero, y los de sus líderes, después.
Si de por sí estas negociaciones no serán nada fáciles, imaginemos como se dificultarán debido a que Basave no conoce a la mayoría de los dirigentes estatales, regionales y locales del perredismo. Para él, estos miles de perredistas son un montón de desconocidos; para ellos, él es un ex priísta que tampoco conocen que llegó al cargo impuesto por los los verdaderos dueños del PRD, los famosos Chuchos - Jesús Ortega y Jesús Zambrano.
Basave será el quinto presidente nacional perredista chucho desde que Guadalupe Acosta Naranjo fue presidente nacional interino, en mayo de 2008.
Después del interinato de Acosta, Ortega ocupó el cargo de noviembre de 2008 a marzo de 2011 y luego le tocó el turno a su tocayo Zambrano, de marzo de 2014 a octubre de 2014). Después, ambos impusieron a Carlos Navarrete, quien no pudo con el paquete y tras 13 meses en el puesto se vio obligado a renunciar al no saber o poder resolver la crisis que vive su partido derivada de la salida de López Obrador y un gran número de sus seguidores, el escándalo que ocasionó el caso Ayotzinapa y la debacle electoral de junio pasado.
Ortega, Zambrano y su grupo decidieron ahora imponer como cabeza aparente del perredismo nacional a un individuo con impecables credenciales académicas que fue cercano a Luis Donaldo Colosio.
Desde su primer día, Basave logró a dividir aún más a los perredistas al declarar que su partido hará mancuerna con el PAN en la elecciones que para elegir gobernador se realizarán el año entrante, incluida la extraordinaria de Colima. El principal crítico de esta decisión es el líder de los senadores del PRD, Miguel Barbosa.
Las bases perredistas no conocen y menos aceptan a la más reciente imposición de Ortega y Zambrano. Basave no es un interlocutor válido para miles de dirigentes locales, regionales, estatales y nacionales del PRD.
La crisis del perredismo se agravará en los días por venir.
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