Aguas con los clubes vacacionales, columna de @hugogonzalez1 en @milenio

Lo que te voy a contar me sucedió hace tiempo, sin embargo; quise aprovechar el periodo vacacional para pedirte que tengas cuidado. Hace exactamente cinco años tuve la oportunidad de estar en Cancún de paseo con la familia. Mi intención era tirar la hueva total.

Eso es lo malo de desconectarte porque llega un momento que te sientes Huicho Domínguez y le dices si a todo lo que te venden. Y yo caí. Me vendieron una membresía a un Club quesque muy premier y exclusiva. Así me la pintaron, descuentazos, trato especial, los mejores hoteles, promociones en otras amenidades, etcétera. Además, tenía planeado un par de viajes especiales con motivos familiares y por eso me sonó atractivo.

El desencanto llegó cuando hace dos años quise aprovechar mi palanca de “socio exclusivo” de dicho club en un hotel de Los Cabos. Mala onda. El hotel que quería no estaba disponible, las habitaciones que encontré no tenían tarifa exclusiva ni nada. Mi trato especial fue de chilango mala onda. Tardaron media hora en hacer el check in, las habitaciones no estaban listas y la “recepción de rey” se limitó a unas botellitas de agua. Tsss

Pero eso no es lo peor, el colmo se dio a finales del año pasado y principios de este. Recibí a mi celular una llamada de Nueva York diciéndome que querían comprarme mi membresía. Sí, ajá. No hice caso a esa llamada aunque me pidieron enviar una copia de la carátula de mi contrato para enviarme una oferta. Sí, cómo no. Por varias semanas me hice tonto con las insistentes llamadas de este supuesto bróker hasta que me despertó la curiosidad periodística.

Decidí enviarle solo el número de contrato y sorprendentemente me regresó el email con varios datos personales y una oferta. La oferta era atractiva y mi curiosidad creció más. Si no era un buen negocio, era una buena nota. ¿Cómo era posible qué con un simple dato, encontraran mis datos personales incluidos solo en el contrato que firmé con el Club?

El supuesto bróker me comunicó con una presunta firma intermediaria que resguardaba la recepción y traspaso de los fondos. Les seguí la corriente hasta que me pidieron depositarles una “garantía” y demostrar que no me echaría para atrás. Aquí estuvo mi disyuntiva ¿seguir averiguando más con el riesgo de timo o me retiraba y dejaba la historia incompleta?

Tengo más detalles de la historia, pero solo me cabe el consuelo que me dieron en el Club: “ya hemos tenido otros casos parecidos”. “Mándenos su información para ver qué podemos hacer”. Lo que pudieron hacer fue enviar un email de alerta para todos los socios, el cual, por cierto, yo no recibí diréctamente. Ahora que vas de vacaciones, cuídate de ciertos clubes y sus resorts; que no te timen.
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